viernes, enero 05, 2007

Cuánto lo siento Melchor !

Ya llegan...
ya casi están aquí...
los Reyes Magos

Cuánta ilusión...
cuántos regalos...
qué fiesta más bonita
de ilusión y regalos...

Mi querido Melchor,
hasta hace poco eras mi favorito,
pero...
ya lo siento Melchor,
hoy tengo otro Mago
que es mago de palabras,
que hace que por el aire
vuelen besos
que hizo nacer en mí un sentimiento
que me trajo el amor,la poesía
lo siento mucho Melchor,
te han destronado
hoy
tengo otro Mago favorito

No llores mucho
tú también me caes bien
pero...pero...
mi Mago favorito
ahora... es otro

Ya lo siento...Melchor
te han destronado

Ay! Amigo Melchor
la vida es dura!

9 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

La vida es así Melchor, no te entristezcas, un día estás y al otro te proclaman la república.

Me gustó.

Besos.

Noa- dijo...

Mi preferido era Baltasar, multiracial que es una desde bien pequeñita :-)

Anónimo dijo...

de rey a lacayo sólo un paso!

Rodolfo N dijo...

Que ese nuevo mago te regale muchísimo amor!
Besos

Anónimo dijo...

Aquel Melchor que llegaba por las noches en camello fue la ilusión de la niña que despertaba en busca de los regalos; pero hoy, cuando las hojas de la vida van creciendo, aparecen otros magos que enternecen el corazón. Lindos versos, amiga. Abrazos.

Anónimo dijo...

seguramente llora, pero te entiende...

besos, reina.

Anónimo dijo...

Los Reyes Magos vuelven año tras año desde que eras niña.
¿Volverá ese sutituto de Melchor como él solamente a través de las palabras?
Espero que si, aunque estoy seguro de que si no es asíMelchor seguirá viniendo para volver a ser tu favorito.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues aunque ya no creas en ellos, te han hecho el mejor regalo. Cuídalo mucho.Bonito poema.

Anónimo dijo...

Caminito de canicas

Salí de casa, me apetecía dar un paseo al aire libre. Me interné en el bosque mágico, el soto prohibido. Al principio fue por curiosidad, cada flor, cada hoja, cada piedra era diferente de lo que yo conocía. Entonces tope con una enorme secuoya centenaria. Bajo ella estabas tú, dormías como una flor.

Te miré. Un impulso hizo que acecara mi mano para acariciar tu frente. La magia del bosque me había transformado. Mi mano era ahora la de un niño. Miré hacia el suelo extrañado, éste pareció estar más cerca. Todo mi ser había sufrido una regresión, pero lo curioso del asunto es que no me sentí mal. Era un sentimiento placentero. Te volví a mirar, seguías dormida, seguías preciosa. Alargué mi mano de nuevo en busca de tu piel, alcancé ligeramente tu frente, y con las primeras moléculas que se unieron surgieron del árbol siete hadas. Ninfas luminosas que como gráciles luciérnagas, iluminaron todo tu alrededor con su luz propia.
Retiré temeroso mi mano, y con mis ojos de chiquillo miré los círculos y estrellas que las hadas hacían con sus estelas a tu alrededor. Al contacto con tu piel el encantamiento se desencadenó, me enamoré profundamente de ti.
Indeciso, no supe que hacer. Entonces se me ocurrió una idea genial. Saqué de mi bolsillo un bolsita de canicas, la abrí y atrapé un puñado de ellas. Con mucho cuidad deposité una bolita en el suelo, a varios metros otra, y luego otra. Todo un caminito de canicas hasta llegar a la puerta de mi casa, a la puerta de mi vida.
Ahora espero que despiertes pronto de tu sueño.